sábado, 25 de abril de 2015

RELATO DE UN ACCIDENTE


Todos somos albañiles de nuestro trabajo

Relato para reflexionar

 
 
Este es el relato de un accidentado a los médicos que lo atendieron
Doctores, mi nombre es Juan Martínez López, soy pegador de ladrillos, trabajo con el arquitecto Kike Lavalle; en el edificio "Brisas del Pedregal“.


El pasado 20 de julio estaba laborando solo en el sexto y último piso del edifico, toca pues pagan muy poquito y necesitaba ganarme unas extras, trabajé hasta cuando se hizo oscuro y casi no veía, pues tampoco hay electricidad.

Al terminar verifiqué que me habían sobrado como unos 150 ladrillos, los cuales pesan aproximadamente 250 kilos; en vez de llevarlos a mano para abajo, decidí colocarlos dentro de un cajón y con la ayuda de un lazo y una polea que felizmente estaba fijada en el techo del edificio me propuse bajarlos.

 
Bajé al primer piso y até el cajón con la cuerda a la polea y me volví al último piso.

Subí el cajón y coloqué los ladrillos dentro.

Volví para abajo, desaté la cuerda y la aseguré con toda mi fuerza,  DE
 
MODO QUE LOS 250 KILOS DE LADRILLOS DESCENDIERAN DESPACIO.
 
 
Como yo sólo peso 60 kilos, cual fue mi sorpresa cuando repentinamente me elevé del suelo, perdí mi presencia de ánimo y me olvidé de soltar la cuerda. No es necesario decir que fui elevado del suelo a gran velocidad.
 
 
En las proximidades del tercer piso, choqué contra el cajón con los ladrillos que rápidamente descendía, lo que explica la fractura de cráneo y el brazo quebrado.
 
En las proximidades del tercer piso, choqué contra el cajón con los ladrillos que rápidamente descendía, lo que explica la fractura de cráneo y el brazo quebrado.
 
Más o menos al mismo tiempo, el cajón con los ladrillos cayó al suelo y se desfondó. Sin los ladrillos el cajón pesaría unos 25 kilos.

Como pueden imaginar, inmediatamente comencé a descender como un rayo.
 
Cerca del tercer piso me encontré con el cajón que subía, lo que explica la fractura de los tobillos y las magulladuras en las piernas y la parte inferior del cuerpo; al estrellarme con el cajón disminuyó la velocidad de descenso lo suficiente como para minimizar mis sufrimientos cuando caí encima de los ladrillos. Felizmente sólo me fracturé tres vértebras.
 
Lamento sin embargo informar que cuando me encontraba caído encima de los ladrillos, medio muerto, con dolores e incapaz de levantarme VI COMO SE ME VENIA ENCIMA EL CAJÓN, perdí nuevamente la presencia de ánimo y solté la cuerda.
 
 
 
El cajón pesaba más que la cuerda, por lo que cayó sobre mis piernas partiéndomelas en el acto.
Si no es por los ladridos del perro de don Jaime, el vecino, que lo alertó, todavía estaría allí muriéndome.



Espero haber dado información detallada de la forma en que sucedió el accidente y los avances técnicos que posee el arquitecto.



Saque sus conclusiones de su trabajo diario ya que este accidente puede repetirse en cualquier momento por falta de un analisis de trabajo.




Todos somos albañiles de nuestro trabajo



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